Sí. La piel del rostro y la del resto del cuerpo no tienen las mismas características ni necesidades. La piel de la cara es mucho más sensible y requiere unos cuidados específicos. La crema solar facial normalmente contiene activos hipoalergénicos y dermatológicos y, además, puede incluir tratamiento hidratante o efecto antiarrugas.

Lo más importante a la hora de escoger un protector solar para niños es el SPF (que debe ser 50 o superior). Si además, es fácil de usar, como es el caso de los sprays y brumas, nos resultará más cómodo aplicarlo con bastante frecuencia. No olvides asegurarte de aplicar la cantidad adecuada según indicaciones de la etiqueta del producto.

El after sun es una loción corporal que sirve para calmar y rehidratar la piel tras la exposición solar. Aunque no nos hayamos quemado, el after sun nos refresca y alivia el escozor por la radiación solar y, además, consigue que nuestro bronceado sea más duradero y uniforme.  

Debemos aplicar el protector solar por todo el cuerpo entre 20 y 30 minutos antes de exponernos al sol. Hay que aplicarlo de nuevo cada 2-3 horas, sobre todo tras bañarnos, si hemos sudado o nos hemos secado. 

Las zonas más delicadas que debemos proteger del sol son el dorso de los pies, los hombros y algunas zonas del rostro (nariz, parte superior de orejas, contorno de ojos y labios).

Los filtros ultravioleta son sustancias que protegen la piel del impacto de las radiaciones solares. Los filtros UVA protegen principalmente contra los rayos ultravioleta tipo A (UVA), mientras que los filtros UVB protegen frente a los rayos ultravioleta tipo B (UVB).  

La radiación ultravioleta está relacionada con el cáncer de piel y puede provocar alergias, alteración de la pigmentación y fotoenvejecimimento. Todos nuestros protectores solares contienen filtros anti UVA y anti UVB.

El FPS (SPF, Sun Protection Factor en Inglés) es el factor de protección o índice de protección solar. Cuanto mayor sea el SPF, más protegida está nuestra piel.